Como en USA

Elena Blasco |

Yo quería presentarme a un premio de pintura en Vitoria. El plazo termina el sábado, el cuadro no debía pasar de dos metros máximo y un metro mínimo. Bueno. Si se rompe, se pierde, o lo que sea, los del premio dicen que ellos no quieren saber nada y que o acepto, o aire. Bueno. Debe ir embalado en madera, si no, aire. Bueno.

La movida a partir de ese momento es: yo llamo a “mis” transportistas “Localizaciones Móviles”, porque tienen teléfono móvil, que recogen el cuadro de mi casa. Ellos lo llevan a Requena y Almagro Embalajes, en Pinto, y luego tengo concertado que Seur lo recoja y lo lleve de ahí a Vitoria. Bien. Tiene que ser todo como en un atraco, porque hoy es jueves.

“Localizaciones Móviles” me dice, desde su móvil, que por qué no bajo yo el cuadro a la calle, que no pueden aparcar y están dando vueltas mientras lo bajo. Bueno. Ya empezamos. Seur dice que cobra el porte en la entrega o en la recogida, pero no a terceros. Pero la entrega se la hace Requena y Almagro (los “terceros“) que dicen que por qué van a pagar mi parte. Normal. La recogida es en Vitoria, y Vitoria ya ha dejado claro que no me paga ni aunque me rompan el cuadro en dos, cuanto menos el porte. El famoso tercero soy yo, que estoy deseando pagar, pero no existo para Seur.

Vitoria sólo recibe de 16 a 18 horas, sábados incluidos. Le pido a la señorita de Seur que le transmita ese capricho al conductor, pero ella dice que no se habla con el conductor y que, independientemente, no trabajan ni en sábados ni en festivos.

Seur quiere saber las medidas “exactas” para decirme el precio del porte, porque a un sólo centímetro varía mucho en cúbicos.

Yo le digo que, al no estar acabado el embalaje, no lo sé. Yo estoy tentada de inventármelas, con tal de que “recojan” el encargo, pero eso también puede traer complicaciones inusitadas luego. Pero Requena y Almagro quieren saber el precio, porque yo les estoy convenciendo de que paguen ellos a Seur la famosa entrega.

Desde hace rato Mª Paz, Mª Ángeles, Sonsoles, Almudena y yo nos hablamos las unas a las otras cada vez con más soltura: pues chica, que te lo pasen por el banco… Amenázales con llamar a otra empresa…

Para entonces yo ya no quiero participar en el premio, pero el cuadro está ya en Pinto y yo he hecho muchas amistades porque, claro, no ha lugar enfadarse, ninguna de las secretarias ha hecho las normas, cosa que yo sé perfectamente, aunque ellas no cesan de recordármelo todo el rato. Me está costando 18 + 57 + 32 euros mandar un cuadro estupendo a un sitio donde, si se pierde, se alegrarán de verme buena. Llevo desde las 8 de la mañana al teléfono, ya podía estar en Aranda de Duero gastándome en cordero el embalaje.

Además hay que hacer el porte el viernes y para eso, hay que hacer el encargo con 24 horas de antelación, o sea, ya, pero Requena y Almagro me dicen que no saben si tienen recortes de madera de ese tamaño, que en caso de que no, la reciben mañana.

Me voy a comer jamón de York a la cocina, con los dedos, hasta que se acaba.

Por momentos me siento más y más norteamericana, es decir, que allí más te vale querer llegar a ser presidente de gobierno, que intentar ser o hacer cualquier otra cosa, por tonta que sea, como lo de enviar el cuadro a Vitoria o como querer entrar en el cuarto de diapositivas de una universidad de Nueva Jersey, porque el bedel no te deja, o no está, o está prohibido, o sea, como siempre, como en Marruecos, o en Chinchón. Y la diferencia entre que te sea imposible entrar en el cuarto de diapositivas y que no exista tal cuarto, como en Chinchón, pues a efectos prácticos es nula, si bien, por esa misma diferencia, ellos creen que pueden llegar a ser presidentes en cualquier momento. Espejismos. Me recuerdan a mi sobrino que juega a ser torero y el juego consiste en que todos le aplaudamos y él entonces levanta los brazos y mira al techo, ufano. Ese es el juego, un poco pesado pero fácil de hacer. Tan fácil, que todo el mundo se presta a menudo a jugar, y en su casa de vez en cuando suenan vítores y clamores aquí y allá, como cuando está puesta la televisión, como en USA.

F I N

 

 

Like in the USA

I wanted to take part in a painting competition in Vitoria. The deadline ends on Saturday, the painting had to be less than two metres and more than one metre. If it breaks, it is lost, or whatever, they don’t take responsibility, and I either accept it or I don’t. It must be packed in a wood crate, or I can’t take part. So.

At this point I call “my” transport people, “Localizaciones Móviles”, because they have a mobile phone, and they pick it up from my house. They take it to Requena y Almagro Embalajes, in Pinto, and then we agree to have Seur pick it up and take it from there to Vitoria. Good. It’s all got to be like a heist, because today is Thursday.

“Localizaciones Móviles” tell me, via their mobile, that I should take it down to the street, that they couldn’t find a parking spot, and they will drive around the block while I bring it down. Here we go. Seur tells me they charge for transport upon delivery, but they can’t charge anyone but me.

But the delivery is made by Requena y Almagro (the “third party”) who ask why should they pay on my behalf. It is to be expected. Pick-up is in Vitoria, and Vitoria has made it clear that they won’t pay even if they break the painting in two, let alone the transport. I am the third party, and I want to pay, but, as far as Seur is concerned, I don’t exist.

Vitoria only takes deliveries between 4 and 8 pm, including Saturdays.

I ask the lady at Seur to tell the driver, but she says that she’s not speaking to the driver, and that, in any case, they don’t work on Saturdays and festivities.

Seur wants to know the “exact” measurements to quote me a price, because a single centimetre can make a big difference. I tell them that, because the package isn’t ready, I don’t know. I am tempted to make it up, as long as they take on the commission, but that will cause problems later.

But Requena y Almagro want to know the price, because I am trying to get them to pay Seur for the delivery.

For a while now, Mª Paz, Mª Ángeles, Sonsoles, Almudena and I have spoken very casually to one another: well, love, get them to do it at the bank…

Threaten them with calling another company…

By this point I no longer want to take part in the competition, but the painting is in Pinto and I have already made lots of friends, because there is no point in getting angry. None of the secretaries have made the rules, which I know perfectly well, although they never stop telling me. It is going to cost me 18 + 57 +32 euros to send a wonderful painting to a place, where, if it is lost, they will be fine with it. I have been on the phone since 8 am, when I could be in Aranda de Duero spending the money on roast lamb.

We also have to make the delivery on Friday, so it is necessary to make the order 24 hours ahead of time, but Requena y Almagro tell me they don’t know if they have wood in that size, and that, if they don’t, they’ll receive it tomorrow.

I am going to eat ham in the kitchen, with my fingers, until there is none left.

I am beginning to feel more and more North American, that is, over there you’d better prefer to dream about becoming president than any other thing, however silly, such as sending a painting to Vitoria or getting into the slide room of New Jersey university, because the caretaker won’t let you in, or it is forbidden, as always, the same as in Morocco and Chinchón. And the difference between not being allowed to go into the slide room and the non-existence of that room, as would be the case in Chinchón, is imperceptible in a practical sense, in the same way that, following the same rationale, they think they can become president. Mirages. They remind me of my nephew who wants to be a bullfighter, and we must all play at clapping at him, so that he can lift up his arms and look up, proudly. That’s the game, a bit boring but easy. So easy, that we are all willing to play, and we sometimes hear cheers in his house, when the TV is on, like in the US.

THE END

 

 

 

 

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